👠🏳️⚧️CITA A CIEGAS CON UN TRAVESTI🏳️⚧️👠
Anónimo
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UN RELATO ESCRITO POR ANONIMO
Hola,siempre me ha gustado vestirme de mujer y aunque sea un hombre de 1,80 y corpulento, me encanta sentir la lencería en mi piel, me excita, y cuando me siento mujer, solo pienso en tener una polla cerca de mí para jugar con ella. Pero jamás me había atrevido a estar con otro hombre.
Un día, navegando por una app de citas gay, me contactó un hombre de unos 40 años, muy educado, amable y paciente, lo que me generó seguridad para seguir la conversación. Le conté de mi fetiche con la ropa interior femenina y que me encantaría probar estar con un hombre, él me invitó a su apartamento y eso me puso muy nervioso.
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No sabía qué hacer, pero le dije que sí. Le pregunté qué lencería quería que usara y me pidió ponerme lencería negra. Yo había visto una foto de él con unas tangas casi transparentes que le marcaban todo el bulto y pedí que las tuviera puestas para cuando llegara.
Entonces procedí a bañarme muy bien y escoger la mejor lencería: un corset negro con ligueros, medias negras, guantes negros de cuero y unas brasileras negras. Me depilé muy bien y me puse la lencería. De solo pensar en que en unos minutos tendría una polla para mí solita hizo que me mojara el tanga pero decidí no cambiarla. Encima de la lencería me puse una chaqueta grande, una sudadera y unos tenis. Los guantes los guardé en un bolso que llevaba y pedí el uber.
Era mi primera vez saliendo a la calle con lencería puesta, creí que el conductor de uber iba a darse cuenta del bulto, que hacía el corset en mi pecho o de las medias veladas que traía puestas pero al parecer no lo notó. Estaba muy nerviosa todo el camino, no sabía qué iba a suceder, pero al fin llegué. Me bajé del coche y el portero avisé que llegaba. Me dieron las instrucciones para llegar al apartamento, cogí el ascensor y mis piernas temblaban del susto pero ya no podía regresarme, ya estaba ahí y tenía que probar por fin una polla de un macho.
Cuando abre el ascensor, veo que la puerta del apartamento estaba abierta, a lo que entró sin decir nada y estaba él, con su buen cuerpo, y las tangas que yo había pedido que usara, esperándome en el sofá sentado. Mi corazón iba a estallar de los nervios. Cerré la puerta y entré sin decir ni una sola palabra, me arrodillé frente a él para mostrar mi sumisión y comencé a tocar su bulto.
Eso me excitaba cada vez más, mi pequeña polla iba a explotar, tenía las tangas muy mojadas, por lo que dí rienda suelta al placer y comencé a chupar sus tangas y piernas. Inmediatamente él sacó su polla, y comencé a chuparla feliz, por fin tenía una de verdad en mi boca y era la mejor sensación del mundo.
Al cabo de unos minutos, me quitó la chaqueta y la sudadera, y quedé en lencería frente a él, ahí arrodillada, sumisa, entregada, con las tangas muy mojadas y la boca llena de saliva, no quería despegarme de tu polla, pero me levantó, me acostó en el sofá y comenzó a darme lengua en mi anito. Ahí fue que me dí cuenta lo puta que podía ser y lo feliz que me hace que jueguen con mi ano y yo jugar con su polla.
Me lamió tanto que estaba muy dilatado. Él era un experto y yo una puta novata. Levantó mis piernas y empezó a jugar con su pene en mi ano. Hasta el momento no habíamos cruzado una sola palabra. Él sabía que yo quería su polla y yo sabía que él quería metermelo hasta el fondo y eso era suficiente.
Comenzó a entrar despacio y solo metió la cabeza, y ahí fue cuando dije mis primeras palabras: ¡Metelo yaaa!. Él entendió que estaba muy caliente y empezó con las embestidas en mi ano, yo gemía como una perra del placer que me daba sentir un macho dentro de mí. A los minutos (no sé cuánto tiempo fue la verdad) me puso a cuatro patas y comenzó a meterlo. Al principio grité de dolor, él paró y comenzó a hacerlo suave, lo que me hacía seguir gimiendo casi llorando con una mezcla de placer y dolor, pero le decía que no lo sacara, no quería sentirme vacío de nuevo, necesitaba su polla dentro de mí. Nunca me quitó el tanga, solo la echó hacia un lado y me acariciaba mis pezones, mi nalga y mis piernas.
No recuerdo cuánto tiempo pasó dándome pollazos por dentro, estaba feliz con esa polla dentro. Y cuando estuvo listo para correrse, no me dijo nada, solo lo sacó y yo entendí la señal. Me arrodillé y recibí toda su leche en mi cara y boca mientras miraba cómo se retorcía de placer. Cuando terminó de salir leche, me dirigí hacia su pene y comencé a limpiarlo con mi lengua y sacar hasta la última gota de la lechecita que me había ganado con el sudor de mi pollita y mi boca.
Dejé muy limpia su polla, me comí la leche que tenía en mi cara y él fue al baño. Mientras él estaba en el baño, me vestí rápidamente, pedí el uber mientras bajaba el ascensor y me fui para mi casa.
Nunca más nos volvimos a ver, no sé cómo contactarlo, quisiera repetirlo varias veces.Me encantó su leche, su lengua y su polla. Ahora estoy solita, no tengo quien me folle con esa delicadeza, esa suavidad y que me haga sentir mujer y me entregue su lechecita...algún voluntario?
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